LITERATURA / Antoine De Saint-Exupéry


ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY
El Principito



La obra magna del francés Antoine De Saint-Exupéry es uno de esos libros que hay que leer (al menos) dos veces en la vida: una, cuando te lo mandan en la escuela en tu más tierna infancia; la otra, ya siendo un adulto, en un momento de la vida en la que necesitas volver a ver las cosas desde el punto de vista de un niño. Y es que este es precisamente el objetivo de este libro que como bien cita en autor en la dedicatoria, va dirigido a un adulto, en concreto, al niño que habita (o habitaba) dentro de él. Y es que ya se sabe que lo verdaderamente importante "sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos".


A mi no me gusta que mi libro se lea a la ligera ¡Me apena tanto contar estos recuerdos! Hace ya seis años que mi amigo se fue con su cordero. Si intento describirlo aquí es para no olvidarlo. Es triste olvidar a un amigo. No todo el mundo ha tenido un amigo. Y yo podría volverme como las personas mayores, que no se interesan más que por las cifras. Es por eso, pues,  que compré lápices y una caja de colores más que por dibujar nuevamente a mi edad, cuando uno jamás intentó otra cosa que una boa cerrada y una boa abierta. Trataré, por supuesto, de hacer los retratos lo más parecidos posible. (...) Un dibujo me sale bien, pero el otro ya no se parece. (...) Puedo equivocarme, a fin de cuentas, en algún detalle más importante, y tendrán que perdonármelo. Mi amigo no daba nunca explicaciones. Me creía, quizás, igual a él. Pero yo, desgraciadamente, no sé ver un cordero a través de una caja. Tal vez soy un poco como las personas mayores. Debo haber envejecido.
......

Si alguien ama a una flor de la cual no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, eso basta para que sea feliz cuando la mira.

......

- No te vayas -respondió el rey, muy orgulloso de tener un súbdito- NO te vayas, ¡te hago ministro.
- ¿Ministro de que?
- De....¡de justicia!
- ¡Pero no hay nadie a quien juzgar!
(...)
- Te juzgarás a tí mismo -le respondió el rey-. Es lo más difícil. Es más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte a ti mismo es que eres un verdadero sabio.


......

- ¿Qué haces aquí? -le preguntó al bebedor, a quien encontró instalado en silencio frente a una colección de botellas vacías y una colección de botellas llenas. 
- Bebo -respondió el bebedor, con aire lúgubre. 
- ¿Por qué bebes? - le preguntó el principito.
- Para olvidar - respondió el bebedor.
- ¿Para olvidar qué? - inquirió el principito, que ya compadecía.
- Para olvidar que tengo vergüenza - confesó el bebedor, bajando la cabeza. 
- ¿Vergüenza de qué? -trató de averiguar el principito, que deseaba ayudarlo. 
- ¡Vergüenza de beber! -finalizó el bebedor, encerrándose definitivamente en el silencio. 
Y el principito se fue, perplejo. 
"Las personas mayores son decididamente muy, pero muy extrañas", se decía el principito durante el viaje. 


......

- ¿Qué significa domesticar? -preguntó el principito.
- Es algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Significa "crear lazos".
- ¿Crear lazos?
- Sí -dijo el zorro-. Para mí tu no eres más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. No tengo necesidad de ti. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Para mí serás único en el mundo. Y yo seré para ti único en el mundo. 

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