CRÓNICA VIRGIL AND THE ACCELERATORS

VIRGIL AND THE ACCELERATORS
Sala Acapulco (Gijón)
19 de noviembre 2014

Primer día en España de los británicos Virgil And The Accelerators y primer día de su gira española, la que les llevará por 10 ciudades de nuestra península en solo 11 días. Primera parada, Gijón. Esto es lo que sucedió. 


Con solo 22 primaveras, Virgil McMahon ha conseguido logros importantes que demuestran su precocidad (“Mejor Disco Blues-Rock 2011” para la revista Classic Rock Magazine, “Mejor Guitarrista Blues Europeo 2013”) así como un reconocimiento unánime (embajador de la firma Marshall y apadrinado por el mismísimo Joe Bonamassa para abrir sus conciertos). Cualquiera puede corroborar que todo esto no es casualidad viéndole en directo. Que es un fenómeno no alberga dudas, pero también que la juventud se le nota en algunas lides. A su edad, el maremoto de elogios recibidos marearía a cualquiera, y es normal que le hagan excederse en su virtuosismo, especialmente en directo, perdiéndose a menudo en solos interminables.

Perfectamente custodiado por los Accelerators (o lo que es lo mismo, su hermano pequeño Gabriel McMahon, potente batería de solo 21 años, y por Jack Timmis, bajista correcto y elegante en la ejecución que ejerce de “veterano” a sus 24 años) la banda suena realmente bien en vivo (salvo en la primera canción, donde Virgil tenía la guitarra demasiado baja y era tapado por la pegada de su hermano a la percusión). Compactos cuando tienen que serlo, asilvestrados y salvajes cuando la ocasión lo requiere, pero midiendo siempre bien el timing de cada pieza. Gabriel y Jack ejercen de sólida base rítmica para que Virgil se desate a las 6 cuerdas.


Venían presentando su tercer largo, “Army Of Three”, y de este no faltaron pepinazos como “Take Me Higher”, “Give It Up” o “Blow To The Head”, aunque le dieron más protagonismo a su premiado disco de debut, “The Radium”, rescatando una buena ración de cortes como “Working Man”, “Backstabber”, “88”, “Racing With Life” o “Low Down And Dirty”. También hubo tiempo para alguna versión (sin contar “Miss You”, ese pequeño guiño a los Rolling Stones), con la extensísima revisión del “Are You Experienced” de Jimi Hendrix, que ejerció de único bis de la noche.

A lo largo de las casi 2 horas de show se pudieron palpar buena parte de sus influencias, combinando el blues-rock tejano (Stevie Ray Vaughan, ZZ Top) con el heavy-blues de actualidad (Kenny Wayne Shepherd, el citado mentor Joe Bonamassa) o con el hardrock de corte clásico (Black Sabbath, AC/DC).

Virgil demuestra que puede tocar lo que se proponga, y por delante tiene un futuro brillante, siempre y cuando ponga esmero en lo más importante: la composición y las canciones. A pesar de ser un excelente ejecutor, uno se queda con la sensación de que al chaval todavía le cuesta transmitir con cada nota, algo que solo consiguen los verdaderos maestros del género. Eso sí, tiene todo el tiempo del mundo por delante. De momento, estos chicos saben hacerse notar. Les seguiremos la pista. 

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